A Felipe II nunca le faltaron enemigos, durante su vida su
país estaba en guerra con la Inglaterra protestante, la Francia católica y la
Turquia musulmana.Los historiadores españoles del siglo XIX iniciaron la
tradición de difamar al rey.Martinez de la Rosa escribió: “El carácter de este
príncipe, el odio que profesaba a la libertad, y el empeño de entrometerse en
los asuntos domésticos de otras naciones para extender su dominación, fuera
causa de que se malograsen las esperanzas que ofrecían a España el más próspero
porvenir”.
Esta reacción altamente emocional a Felipe II nunca ha
desaparecido, y ha sido apoyada en nuestros días por una fuerte tradición
británica, como podemos ver por el éxito de la película británica Isabel: la
edad de oro, que presenta al rey como una figura maléfica, deformada y
superticiosa.Una de las biografías más recientes, del historiador británico
Geoffrey Parker, que ya ha escrito
varios libros sobre Felipe II, nos lleva de nuevo a esas polémicas.
El Felipe II que Parker muestra es un hombre “con una
personalidad obsesiva, mal equipado para ser un líder” que soñaba con
conquistar el mundo, lo que Parker llama su “imperialismo mesiánico”. A lo
largo del libro, hay insinuaciones claras de que el rey estuvo involucrado en
varias ocasiones en algún asesinato, incluso en el de personas cercanas a
él.Por encima de todo, Parker condena al rey por ser la causa deliberada de
asesinatos en masa:”la decisión del rey de renovar la guerra en los Paises
bajos causó la muerte de decenas de miles de hombres mujeres y niños”.
Anonymous
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