

La belleza de esta sonata de duración treinta minutos es
notable y en unos momentos el pianista parece alcanzar lo sublime.
Personalmente cuando escuché esta sonata por primera vez fue
en un disco que me había comprado en el que también constaba en la otra cara la
sonata nº 32 de Beethoven y el pianista era Claudio Arrau.
José Luis P.
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