miércoles, 14 de marzo de 2012

Vuelta al centro de día


            La semana pasada volví al Centro de Día. Me había despedido un tanto irreflexivamente. Pensé que con todas las horas del día para mí podría hacer muchas cosas más útiles. Me equivocaba. Los días que estuve sin venir me desesperé por la falta de iniciativa y el aislamiento al que yo me sometí. Fue un espanto. El ser humano precisa actividad y relación.
            En cuanto a las actividades del Centro debo decir que me son provechosas. Necesito conocer mi enfermedad, expresarme, relacionarme, sentirme mínimamente útil y tener un deber diario que cumplir.
            Además, el roce hace el cariño y el tiempo –no mucho, pero suficiente- que ya había pasado aquí fue suficiente –repito- para atarme a este lugar en el que se respira “buen rollo”.
            Los compañeros son respetuosos conmigo y también entre sí.
            Los monitores saben hacer bien su trabajo. También la Directora del Centro, la Trabajadora social y el Psicólogo.
En definitiva, me alegro un montón de haber regresado aquí.

Carlos M.

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